domingo, 23 de noviembre de 2014

El rebozuelo, posibles confusiones y usos de una seta deliciosa


Gallego: “Moito tes que saber para cogumelos comer”
Español: Mucho tienes que saber si setas quieres comer


Los cantharellus cibarius o rebozuelos (cantarelas, en gallego) son setas de un gran valor culinario, que conviven y perviven aún después de que otros hongos como el afamado boletus, hayan terminado su ciclo todavía se puede encontrar en los bosques. Además, estas setas son fuente de vitaminas B1, C, E y niacina (B3), además de algunos minerales, como calcio y potasio.
Los rebozuelos suelen crecer cerca de pinos y robledales. Tienen color que va del amarillo al  naranja, aunque el tronco puede ser algo más claro, hasta alcanzar incluso el color crema. El sombrero es irregular, con el borde frecuentemente doblado hacia abajo, pudiendo ser plano o con la parte central cóncava.



Los pliegues son sinuosos, y muy importante, empiezan desde el tronco de modo aleatorio. Otra característica clave es que dichos pliegues se bifurcan. Al romper la seta se ve su carne, de un color naranja vivo, y desprende un olor dulce y agradable, similar al del melocotón.

domingo, 9 de noviembre de 2014

Cómo hacer el membrillo perfecto

Gallego: Polo San Martiño a neve no camiño
Español: Por San Martín, nieve en el camino

En determinadas zonas de Galicia, especialmente en las zonas de interior, abunda un árbol cuyos frutos son tan aparentemente atractivos como poco comestibles en fresco. Son los membrillos o marmelos, en gallego, que se recogen en el mes de octubre y con el que se elaboran jaleas, los famosos membrillos caseros que en nuestra tierra son tradición, y que acompañado de pan y queso fresco se convierte en un auténtico manjar. Además, el marmelo se conserva durante muchos meses. Una fruta que además de su sabor, aporta una gran cantidad de vitaminas y minerales... ¡y te puede salvar la vida!; y es que dicen que Juan Sebastián Elcano consiguió circunnavegar el mundo sin enfermar de escorbuto porque cada día se tomaba... una cucharada de membrillo. 


Preparación 

martes, 28 de octubre de 2014

Habas con almejas / Fabas con ameixas



Las recetas de mi madre/As recetas da miña nai

A la gallega presenta una deliciosa y sencilla receta asturiana con almeja babosa de las rías gallegas y la famosa “faba” de la comarca lucense de Lourenzá

Bó proveito!




Ingredientes  
para cuatro personas


1/2 kg de habas/alubia blanca
250 gr de almejas babosa
1 cebolla
2 dientes de ajo o uno grande
1 cucharada pequeña de azafrán
1 cucharada de perejil picado
1 taza de aceite de oliva 
Sal


Preparación

Dejar las habas/fabas en remojo durante 12 horas. En una sartén se fríen cebolla cortada fina y ajo en láminas. Se añaden las almejas limpias y se dejan reposar a fuego medio hasta que se abran. En una olla aparte con agua fría se ponen a hervir las fabas y cuando llegan su punto de hervor, se desespuma, se baja la temperatura y se deja cocer una hora a fuego medio, pudiéndose cortar la cocción con un chorro de agua fría un par de veces, para reblandecer más la textura de las fabas. Hay que tener en cuenta que hasta que las fabas estén blandas no se deben echar las almejas con el sofrito en la olla. Pasada la hora se prueba la textura de la alubia y se echan las almejas con el sofrito, el azafrán y el perejil picado en la olla, se rectifica de sal y se continúa la cocción durante unos minutos, hasta que las fabas tengan un punto mantecoso. Cuando estén listas, emplatar y servir.


Consejos

  • Si se le quiere aumentar el sabor, se le puede añadir un hueso de jamón a la cocción. 
  • Se pueden utilizar otro tipo de almejas para hacer la receta más económica, tipo chirla.
  • Se rechazan almejas rotas o abiertas, antes de cocinar se limpian bien para que desprendan la arena, si alguna de ellas no se abre con el calor, se retiran.
  • Si al picar la cebolla, lloran mucho los ojos, pasar por el grifo la cebolla sin piel.
  • Si se desea espesar la salsa, esmagar alguna de las habas al final antes de emplatar y si por el contrario tienen demasiado líquido eliminar antes de servir.
  • Se recomienda cocer las habas con agua sin cloro.
 

sábado, 18 de octubre de 2014

Hierbaluisa: El aroma de un limón en una hoja



Gallego: A verdura en outono cómea o seu dono.
Español: La verdura en octubre se la come su dueño


Hoy querría contar una escena de mi Ourense local. Yo viajaba en el autobús urbano, que sorprendentemente, desprendía un olor  fresco y agradable. El olor parecía provenir de las manos de una mujer que  portaba un manojo de hierba que manoseaba mecánicamente; a su lado uno de los pasajeros, atraído por el olor, no pudo resistir la tentación de preguntar. Se le acercó al oído y musitó algo; ella, sonriendo, contestó ‘Hierbaluisa’ y le ofreció un ramillete, recomendando que hiciera una infusión.

Si no fuera porque tenemos una de estas plantas, seguro que yo también le habría pedido una ramita. 


La hierbaluisa es una planta común no solo en Galicia. Tiene unas hojas alargadas y algo ásperas al tacto. Etsa planta puede alcanzar una altura máxima de dos metros. Sus flores son muy pequeñas y de color blanco. Al frotarlas instantáneamente se libera un delicioso aroma que recuerda a cítricos como el limón. 

miércoles, 15 de octubre de 2014

Setas en Galicia, las perlas del monte


Gallego: “Sombra de lateiro, fungos da muña no abeiro”
Español: “Sombra de pino joven , níscalos a su alrededor"

Resulta fascinante adentrarse una mañana o tarde de otoño en un bosque gallego. Piedras vestidas del verde aterciopelado del musgo, el aroma a tierra húmeda y una alfombra multicolor de hojas bajo tus pies. Pero la belleza del entorno no debe despistarnos; de entre la densa capa que tapiza el bosque surge todo un universo de vida, líquenes, hongos... y setas,  las auténticas  perlas que guardan los montes. Galicia es tierra de setas y hongos. Sus bosques autóctonos de castaños, robles y pinares albergan una gran cantidad de variedades de cogumelos (setas en gallego) y uno de los motivos por los que estos productos no gozan de tanta popularidad en nuestra tierra como en el caso de Cataluña o País Vasco, es porque desde la antigüedad las setas han sido vistas como algo peligroso, casi demoníaco. No en vano, los antiguos druidas celtas y más recientemente las curanderas de los pueblos (meigas, en gallego) las empleaban en diversos remedios y recetas, y parece ser que la Iglesia, enterada de las potencialidades de estos regalos del bosque, se afanó en satanizar su recolección y consumo a lo largo de los siglos, “no fuera a ser que los fieles perdieran el sentido común por su consumo y renegaran de las enseñanzas cristianas".




Hoy en día, y gracias al saber hacer y la divulgación por parte de las sociedades micológicas y la información disponible en un mundo mucho más globalizado, los gallegos han vuelto a mirar hacia sus bosques, recuperando algunos saberes y costumbres que habían sido relegadas al olvido. Los boletus (andoas en gallego), rebozuelos (chantarela), angulas del monte (trompeta amarela), macrolepiotas (cogordos) o níscalos (latouro, fungo da muña) han vuelto a las mesas y a las cestas de los recolectores gallegos. Y lo han hecho para quedarse.

Boletus
Rebozuelos
Angula del monte
Cómo conservar setas

sábado, 4 de octubre de 2014

La vida alrededor de una castaña


Gallego: De san Miguel a san Martiño recóllese o pan e gárdase o viño
Español: De san Miguel a San Martín  se recoge el pan y se guarda el vino



En otoño, el bosque autóctono se plaga del verde brillante del fruto del castaño y sus grandes y elegantes hojas se tornan doradas, creando una bella estampa en las redondeadas montañas de esta tierra. Galicia es tierra de castañas. Varias zonas interiores de A Coruña, Lugo y Pontevedra, además de toda la geografía de Ourense, poseen  grandes y centenarios soutos (bosques de castañosen gallego) que además representan unos considerables ingresos anuales para una familia rural. La calidad de su madera

jueves, 25 de septiembre de 2014

Un paseo por Mogor: playa y algo más que petroglifos con vistas al mar



Gallego:  Cando as gaivotas bailan a muñeira hai que gardar o millo na eira
Español: Cuando las gaviotas bailan la muñeira hay que guardar el maíz en la era


Viajando por el litoral de la ría de Pontevedra desde Marín, mientras enfilamos la sinuosa carretera en dirección a las playas de  Bueu y antes de llegar a la localidad costera de Aguete encontramos un indicativo que nomina a un pequeño pueblo con mucho más que un curioso nombre: Mogor. Un topónimo que desde luego no pasa desapercibido y que algún entusiasta de la literatura de Tolkien no dudaría en rebautizar. Pero según los expertos esta palabra proviene de la  base *Mok- o *Muk-, que es un topónimo precéltico que  significa "muro” o en otras acepciones "prominencia, muñón, altura" y no en vano la aldea de Mogor se encuentra en un promontorio elevado, con unas magníficas vistas a buena parte de la ría de Pontevedra, y que por sí mismas ya merecerían esta visita.


  
Pero en Mogor hay mucho más que visitar. A escasos metros por encima de la playa homónima se encuentra uno de los petroglifos más reproducidos y analizados de toda Galicia. Está grabado sobre la roca, y tiene entre 4.000 y 4.500 años de antigüedad, en pleno período neolítico; sus formas sinuosas y concéntricas le han dado el apelativo de "Laberinto de Mogor”. 


En el mismo, aparecen motivos diversos, aunque el principal icono es la famosa forma de laberinto, que ha traído a los historiadores múltiples quebraderos de cabeza. Algunos lo relacionan con el laberinto del minotauro de la cultura minoica, otros consideran que tenía finalidaes rituales... lo que sí se sabe que es que los “Laberintos de Mogor” tienen gran parecido con algunos descubiertos en Laponia, Finlandia, Islandia y Cornualles. Y esto nos lleva a pensar que probablemente todos provienen de un mismo pueblo navegante, con ansia de colonizar el oeste europeo.



Al lugar, con vistas a la ría, se puede acceder desde la carretera de la playa vecina o cruzando la coqueta aldea de Mogor, distribuida en ordenadas manzanas de pequeñas casas blancas con remates en piedra de granito, material habitual en la comarca. 



Bajando por el pueblo hasta la plaza coronada por un cruceiro (un pilar pétreo con una cruz en su extremo superior, muy común en las intersecciones de los caminos de toda Galicia) giramos a mano izquierda y llegamos a un paseo empedrado que nos conduce al área verde donde descansan los petroglifos. El solar está presidido por una  gran roca, llamada "Pedra dos Mouros", que es donde se encuentran la mayor cantidad de petroglifos, y se llega a ella a través de una escalinata de madera. Otra roca cercana recibe el nombre de "Pedra dos Campiños" que también destaca por sus grabados. Pero no son las únicas rocas de interés arqueológico, y quizás descubráis más grabados si observáis con atención otra rocas de la zona.



Pero por si no fuera suficiente el entorno y la belleza de estos grabados rupestres, podemos descansar o darnos un chapuzón en la recogida playa de Mogor, que nada tiene que envidiar a los arenales más conocidos de la zona. Dispone además de aparcamiento y un chiringuito en primera línea de playa.


La excursión podría terminar con una visita al bar del pueblo situado al otro lado de Mogor y desde cuya terraza también se pueden admirar unas buenas vistas. Pedíos un “albariño da casa” y os pondrán una tapa del día (el chorizo casero es de primera) y sobre todo, no dejéis de entrar al local; allí encontraréis a uno de esos loros parlanchines que hacen las delicias de pequeños y mayores. El nombre del loro no os lo vamos a decir, pero os garantizamos más de una sonrisa, ya lo descubriréis si váis por allí. ¡Nosotros repetiremos!