sábado, 28 de enero de 2017

De pinchos por Ourense

Tapeo y cuncas de toda la vida por el casco vello de Ourense

La ciudad termal del sur de Galicia cuenta con un preciso casco histórico, notablemente restaurado, que se extiende alrededor de la magnífica catedral, encajonada entre estrechas rúas, plazoletas y soportales, y en donde se encuentra una buena parte de la oferta gastronómica y de ocio de la capital.

Praza do Ferro, Ourense
En esta ocasión, ante la pregunta habitual del turista ¿dónde ir de pinchos por Ourense? quisiera hacer homenaje a los locales ourensáns con más solera y arraigo tradicional, y que cuentan con algunos de los mejores pinchos de la ciudad, en su formato clásico.

Bar San Xes
Si hablamos de buenos vinos y queixos do país, Mesón O Queixo, situado en plena praza de Eironciño dos cabaleiros, es siempre un acierto. Lugar de encuentro de los artistas de la vieja Auria, cuenta con una amplia terraza en dicha praza y, un secreto, una terraza en altura, desde donde divisar las cuatro esquinas de este recoleto rincón.


En la animada rúa da Paz, frente al teatro Principal existen dos taperías de referencia, San Xes, con deliciosos callos, empanadillas caseras de zorza, carne y bonito y un sabroso guiso de almejas los fines de semana; y prácticamente  a su lado, el bar Orellas, la referencia ourensana para todos los derivados del cerdo, oreja, rabo, morro, prensados de cocido gallego... todo ello regado con vinos blancos del Ribeiro servidos en las tradicionales y hermosas cuncas.




 Bar Fuentefría


Otro lugar particularmente tradicional donde tanto el pincho del típico pulpo á feira como la tapa de orella, guarnecida de su grelo y su patata o cachelo, son una obligación, es el bar Dos Escudos, conocido así por la falta de cartel y por situarse en los bajos de un edificio medieval doblemente blasonado, y localizado, como aclaración a los más despistados, junto al museo provincial de Ourense.

En la rúa Viriato, que va desde la praza do Ferro, entrada oficial desde el centro de la ciudad, hasta la intersección de las rúas Fornos, Lúa y Pizarro, encontramos el bar Fuentefría, el local donde posiblemente se encuentre el mejor pincho de xamón asado de la ciudad, junto con algunos sabrosos afumados caseros de pescado como el atún , el salmón o la espectacular anchoa, de tamaño descomunal, todos ellos regados con una  destacada bodega gallega y nacional.



O Eironciño

Y como posible colofón, y desandando tan sólo unos metros, en plena Praza do Ferro en su confluencia con la rúa Santo Domingo, un pincho de calamares en O Eironciño, acompañado de una sidra gallega artesana o volviendo a brindar con una penúltima cunca de blanco o tinto de la vecina comarca de O Ribeiro.


Pero en un lugar como Ourense y hablando de una cultura gastronómica y vinícola como la gallega, las referencias en nuestra ciudad son abundantes, y en un próximo artículo daremos un suculento repaso a otras propuestas culinarias de la vieja Auria.


Bó proveito!!

miércoles, 18 de enero de 2017

Roberto Regal, meigo del vino

Gal: En xaneiro, mellor carballo ca castiñeiro
Esp: En enero, mejor roble que castaño

Roberto Regal es un tipo especial en el mundo del vino y quizá más aún en el micromundo del vino gallego. Enólogo, colleiteiro, empresario y creador incansable, rara avis  en la ribeira sacra y hombre xeitoso (curioso, mañoso en gallego) y honesto en su ancestral oficio. No en vano su abuela ya fue la primera valiente en etiquetar un vino ecológico en la Ribeira Sacra, que fue también el primer vino con ese marchamo en toda la viticultura gallega. Su amor por Galicia y más concretamente por su hermosa comarca, la ribeira sacra alta, le hizo apostar desde el primer minuto por un cultivo sostenible y biodinámico, por salvaguardar la tierra de sus ancestros y las variedades autóctonas de la uva, y por aprender de sus mayores los secretos de esta cultura que en estos parajes es vida. 


Entre los bancales imposibles repartidos por las abruptas colinas que caen hacia el río Miño, Roberto Regal busca los mejores lugares donde llevar a cabo su proyecto y recupera otros antiguos viñedos, auténticos tesoros para el viticultor sensible al patrimonio  natural que le rodea. Toalde, su buque insignia, es perfecto reflejo de su saber hacer, Un mencía natural, con el sabor de aquellos vinos tintos que ya hace siglos encandilaron a media Europa y  aún hace más a Roma entera. Y como todo creador su abanico toca hasta 20 vinos cada año, todos honestos, todos equilibrados y notables o sobresalientes. O neno da Ponte, A raña, Papeiros e rabudos... todos contienen parte de ese amor y ese alma con el que cada año nos premia este meigo (brujo en gallego) de los caldos, para recordarnos de donde venimos y para alegrarnos cuando los bebemos.


Y no en vano, uno de sus corchos reza: “O meu viño é para beber, non para presumir”. Amén



Bó proveito