miércoles, 13 de mayo de 2015

Mondoñedo, la Bretaña del sur

As sardiñas en maio pingan no borrallo
Las sardinas en mayo gotean en el rescoldo


Mondoñedo es una pequeña ciudad monumental del norte de la provincia de Lugo, situada en un fértil y hermoso valle, rodeado por montañas tapizadas de verdes y cuya arquitectura medieval ha sido declarada conjunto-histórico artístico. Su historia se remonta a la Edad del bronce, entre dólmenes y castros, y en las cuevas de montes aledañas al lugar, como son las recomendables Covas do rei Cintolo, 5 kilómetros subterráneos plagados de estalactitas y estalacmitas, y donde se encontraron útiles de la época y un puñal de hierro de la época celta. Tras la colonización romana, de la que aún se conservan restos de calzadas romanas en la zona, así como de bronces de Marco Aurelio y de Adriano, la llegada de un grupo de bretones en el siglo V se convierte en el comienzo del despegue definitivo de la región, con la creación de la diócesis britoniense en este bello lugar. Ya en el siglo X, y conocida como Valibria, ostentaba el título de capital de la región Britonia. Así, Mondoñedo se convirtió en capital de una de las siete comarcas del reino de Galicia, y prueba de ello son sus pazos, sus casas blasonadas y su monumental catedral románica cisterciense, datada del siglo XIII. Fue además un bastión del reino de Galicia durante la anexión de los Reyes Católicos, y refugio del mariscal Pardo de Cela, noble de la comarca, que resistió valientemente el embite castellano en el castillo de la Frouxeira, hoy ya ruinas, en lo alto de un monte próximo a la villa.




En el medievo, Mondoñedo se convierte en parada obligada en el Camino del Norte que va desde Irún a Santiago y su numerosa arquitectura religiosa refrenda su importancia: Un seminario, un palacio episcopal, dos conventos, y diversas capillas e iglesias dan razón a su importancia religiosa en eta época. En los aledaños de tan monumental villa, se crearon barrios de artesanos, y aprovechando el río Valiñadares crearon molinos y una serie de pequeños canales para surtir de agua y energía a estos barrios. Cruzando a “ponte do Pasatempo”, de origen romano, llegamos al barrio de Os Muiños que conserva aquel entramado, rural y veneciano al tiempo, mezcla de canales de agua, molinos y puentes de losa, que últimamente se está volviendo a convertir en el barrio de los oficios artesanales; un zoqueiro (artesano de los zuecos de madera), un alfareiro (artesano de objetos en barro), un repostero, un titiritero... vuelven a dar vida a uno de los barrios que proveían a la noble urbe medieval.

Mondoñedo tiene además dos fiestas ancestrales por excelencia, “A rapa das bestas”, costumbre precristiana de marcar y cortar las crines a los caballos salvajes en un recinto o curro, al aire libre, y que se celebra a finales de junio, yl la fiesta de As San Lucas, a mediados de octubre y consideradas una de las fiestas populares más antiguas de toda la península y cuyo origen se remonta al SXII. En ella hay feria de ganado caballar, deportes rurales, juegos tradicionales y mercado de productos locales (destacando su magnifica huerta y la famosa faba de Lourenzá) entre otras actividades.


Pero además de sus parajes naturales, su ciudad monumental y sus misteriosas cuevas, es cuna de escritores y poetas tan señalados como el universal Álvaro Cunqueiro, Noriega Varela o Leiras Pulpeiro, que dejaron volar su imaginación entre sus frondosos bosques y sus calles empedradas.





Para endulzar el epílogo de nuestra visita mindoniense, nada mejor que degustar la sabrosa y contundente Tarta de Mondoñedo, elaborada a base de almendra, cabello de ángel, y frutas escarchadas, monumento repostero que da nombre a esta bella ciudad.



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