As sardiñas en maio pingan no
borrallo
Las sardinas en mayo gotean en el
rescoldo
Mondoñedo es una pequeña
ciudad monumental del norte de la provincia de Lugo, situada en un
fértil y hermoso valle, rodeado por montañas tapizadas de verdes y
cuya arquitectura medieval ha sido declarada conjunto-histórico
artístico. Su historia se remonta a la Edad del bronce, entre
dólmenes y castros, y en las cuevas de montes aledañas al lugar,
como son las recomendables Covas do rei Cintolo, 5 kilómetros
subterráneos plagados de estalactitas y estalacmitas, y donde se
encontraron útiles de la época y un puñal de hierro de la época
celta. Tras la colonización romana, de la que aún se conservan restos de
calzadas romanas en la zona, así como de bronces de Marco Aurelio y
de Adriano, la llegada de un grupo de bretones en el siglo V se
convierte en el comienzo del despegue definitivo de la región, con
la creación de la diócesis britoniense en este bello lugar. Ya en
el siglo X, y conocida como Valibria, ostentaba el título de
capital de la región Britonia. Así,
Mondoñedo se convirtió en capital de una de las siete comarcas del
reino de Galicia, y prueba de ello son sus pazos, sus casas blasonadas
y su monumental catedral románica cisterciense, datada del siglo
XIII. Fue además un bastión del reino de Galicia durante la anexión
de los Reyes Católicos, y refugio del mariscal Pardo de Cela, noble
de la comarca, que resistió valientemente el embite castellano en el
castillo de la Frouxeira, hoy ya ruinas, en lo alto de un monte
próximo a la villa.
En el medievo, Mondoñedo
se convierte en parada obligada en el Camino del Norte que va desde
Irún a Santiago y su numerosa arquitectura religiosa refrenda su
importancia: Un seminario, un palacio episcopal, dos conventos, y
diversas capillas e iglesias dan razón a su importancia religiosa en
eta época. En los aledaños de tan monumental villa, se crearon
barrios de artesanos, y aprovechando el río Valiñadares crearon
molinos y una serie de pequeños canales para surtir de agua y
energía a estos barrios. Cruzando a “ponte do Pasatempo”, de
origen romano, llegamos al barrio de Os Muiños que conserva aquel
entramado, rural y veneciano al tiempo, mezcla de canales de
agua, molinos y puentes de losa, que últimamente se está volviendo a
convertir en el barrio de los oficios artesanales; un zoqueiro
(artesano de los zuecos de madera), un alfareiro (artesano de
objetos en barro), un repostero, un titiritero... vuelven a dar vida
a uno de los barrios que proveían a la noble urbe medieval.
Mondoñedo tiene además
dos fiestas ancestrales por excelencia, “A rapa das bestas”, costumbre precristiana de marcar y cortar las crines a los caballos
salvajes en un recinto o curro, al aire libre, y que se
celebra a finales de junio, yl la fiesta de As San Lucas, a mediados de octubre y
consideradas una de las fiestas populares más antiguas de toda la
península y cuyo origen se remonta al SXII. En ella hay feria de
ganado caballar, deportes rurales, juegos tradicionales y mercado de
productos locales (destacando su magnifica huerta y la famosa faba
de Lourenzá) entre otras actividades.
Pero además de sus
parajes naturales, su ciudad monumental y sus misteriosas cuevas, es
cuna de escritores y poetas tan señalados como el universal Álvaro
Cunqueiro, Noriega Varela o Leiras Pulpeiro, que dejaron volar su
imaginación entre sus frondosos bosques y sus calles empedradas.
Para
endulzar el epílogo de nuestra visita mindoniense, nada mejor que
degustar la sabrosa y contundente Tarta de Mondoñedo, elaborada a
base de almendra, cabello de ángel, y frutas escarchadas, monumento
repostero que da nombre a esta bella ciudad.
No hay comentarios:
Publicar un comentario